Mis aventuras me llevaron más allá de nuestras fronteras, a un país al cual aún no había podido ir, pero que por trabajo pude cruzar el charco y maravillarme con la enormidad de la mítica Nueva York.
Cuando por primera vez recibí un mail contándome el proyecto ni siquiera pregunte condiciones, me lancé a la piscina sin saber si había agua (aunque lo suelo hacer casi continuamente) estaba tan entusiasmado que desde el minuto 0 sabía que iba a ir a mi ciudad. Después de tanto esfuerzo, creando los platos, cambiando la guía y cocinándolos por fin pudimos ver la guía impresa y digital lo cual hizo que se me pusieran los pelos de punta.
Con este entusiasmo nos cogimos con el mínimo equipaje un avión directo a EE.UU. para poder disfrutar de la ciudad, de sus escenarios cinematográficos que están por toda la ciudad y sobre todo del evento. Consistía en un Showcooking en que le prepare un par de platos de la guía en directo a los asistentes a la promoción que luego podrían probar en las siguientes horas que no paraba de salir comida de la cocina.
Me fui con un éxito rotundo, con el sabor de mi tierra debajo del brazo de vuelta a casa, pero dejando una huella que creo imborrable entre muchos de los neoyorkinos y españoles afincados ahí, pero sobre todo con ganas de volver y seguir comiéndome el mundo.