POSTRES Y PANES

Naranja confitada

Una de las cosas que nunca me ha convencido es la fruta escarchada de los roscones. O se odia o se ama y en mi caso siempre he estado en medio. Tal vez no la odiaba porque tanto azúcar te acaba enganchando y te obnubila, pero siendo objetivos, es una de esas cosas que pierden toda su esencia despues de manipularlas tanto.

Este año quise hacer mi propia fruta para compararla con la de compra y no hay una mejor que la naranja para compararla. Y el resultado le gustará incluso a los detractores de la fruta escarchada porque no llega a ser un dulce incomestible, mantiene un ligero amargor y acidez que compensa el azúcar y sobre todo la fragancia de la naranja natural.

INGREDIENTES

Una naranja de mesa grande o dos de zumo 

500 ml de agua

100 g de azúcar

C.S. de agua para escaldar

1 anís estrellado, una ramita de canela o un par de clavos de olor (opcional)

PREPARACIÓN

  1. Pondremos al fuego un cazo con tres dedos de agua. Cuando el agua del cazo esté hirviendo echaremos la naranja cortada en lonchas de unos 3 mm de grosor. Una vez rompa el hervor de nuevo las dejaremos durante un minuto hirviendo. Posteriormente las colaremos y las dejaremos sobre el escurridor para que se templen.
  2. En una sartén grande echaremos los 500 ml de agua, el azúcar y el anís estrellado (si queréis ponerle algún aromático). Cuando empiece a hervir pondremos las láminas de naranja sin amontonarlas para cocerlas durante 10 minutos a fuego medio alto o hasta que el agua se hasta reducido y obtengamos un almíbar espeso. Para ver una referencia de cuando pueden estar listas, fijaos en la foto de la receta. Las burbujas del hervor son un indicativo claro del punto.
  3. Cuando lleguen a este punto apagamos el fuego y las retiramos a una rejilla para que escurran el almíbar y se enfríen. Para que cojan cuerpo yo las dejo un día entero, como si se orearan para que tengan una textura más firme.

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